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martes, enero 18, 2011

LOS PROFESORES SOMOS HIJOS DE MENOS MADRE

Corría la década de los 70 cuando en una navidad la abuela se disponía a repartir los regalos comprados por el abuelo para todos sus nietos y salí llorando del recinto porque no me dieron el carrito de lata que le habían dado a un primo, alarmada mi mamá (qpd) salió a ver el motivo de mi inusual conducta y al contarle lo ocurrido exclamó “bueno y el mío es que es hijo de menos madre o qué”, hacía referencia mi madre desde su reducida óptica léxica al hecho de que su hijo tenía los mismos derechos que los demás nietos de la familia.

Comento esta historia en razón a lo ocurrido en el municipio de San Bernardo del Viento, específicamente en el sitio conocido como la “Camaronera” y lo ocurrido en el municipio de Planeta Rica, más exactamente en el sector de “Palma Soriana”, del primer caso no hace falta comentario alguno ya que el despliegue de los medios regionales y nacionales lo han ilustrado lo suficiente como para que aun los más despistados puedan dar razón del execrable hecho en el que fueron asesinados los estudiantes de biología e ingeniería ambiental de la Universidad de los Andes Margarita Gómez Gómez y Mateo Matamala Neme, de 23 y 26 años, respectivamente.

Desafortunadamente el segundo caso en comento no ha corrido con la misma suerte y pronto caerá en el olvido como suele ocurrir en Córdoba y nadie más volverá a mencionar que en este hecho lamentable fue asesinado un educador y tendremos que conformarnos con mirar las estadísticas de docentes asesinados como ha pasado con los compañeros Oberto Manuel Beltrán Narváez en San Antero, Rigoberto Rodríguez Polo en Tuchin, Elkin Eduardo Gómez Caraballo en Tierra Alta, Benito Díaz Álvarez, en San Bernardo del Viento, Candelaria Díaz Díaz en Planeta Rica, Tomás Aquino Buelvas Oviedo en Montelibano, Neby Hernando Bula Sequeda en Sahagún, Esteban Tejada Castillo en Planeta Rica, estos solo en el 2010 y en lo que va corrido del 2011 y el compañero Robin Díaz hace ya algunos años en Puerto Libertador, todos estos asesinatos tienen algo en común y es que de ninguno de ellos se conoce condena alguna o pronunciamiento oficial de las autoridades competentes sobre los autores materiales e intelectuales de los mismos, solo se ha escuchado con mucha insistencia que los móviles no tienen nada que ver con el ejercicio de la profesión docente a juicio de las autoridades.

De hecho que el asesinato de los jóvenes estudiantes es como todo asesinato muy lamentable y repudiable por la sociedad, pero siento como docente que en Colombia hasta la muerte tiene cierto velo clasista donde unos importan y otros no, empezando por la forma como son abordados unos y otros casos por la autoridades competentes, el día del asesinato de los jóvenes se dijo por parte de las autoridades que se desconocían los móviles que ocasionaron el doble crimen y se ofreció una recompensa para quien suministrara información sobre los autores materiales e intelectuales.

Cuando se supo que los jóvenes pertenecían a familias prestantes de la ciudad de Bogotá todo comenzó a caminar a pasos agigantados, la recompensa paso a 50 millones por parte de la policía, el mismo presidente había ofrecido 250 millones y posteriormente la dobló a 500 millones, luego se desplazó una comisión de fiscales e investigadores del CTI y SIJIN desde Bogotá hasta el sitio de los lamentables hechos, así mismo hombres jungla de la Infantería de Marina y otros cuerpos de seguridad hacen allanamientos en todo el municipio para dar con el paradero del señor “Gavilan” presunto jefe de la banda los Urabeños a quien se atribuye responsabilidad en el asesinatos de los jóvenes, de la misma forma la policía habilito 800 hombres para dar con el paradero del señor “Gavilan”, de igual forma se puede leer en la web de Prensa Latina un cable donde la Procuraduría General de la república insta a las autoridades judiciales y policiales para que se adelante una rigurosa investigación que conduzca a resultados en este hecho criminal y finalmente la iglesia a través de monseñor Julio Cesar Vidal Ortiz hace un emplazamiento para que aparezcan los responsables del hecho comentado.

Mi humilde opinión no pretende criticar la actitud asumida por las autoridades, el presidente de la república, la procuraduría y la iglesia, en el caso de los jóvenes, antes por el contrario reclamo de las autoridades y del presidente la misma decisión y determinación para dar con los responsables de todos los asesinatos que ocurren en Colombia y especialmente en Córdoba en estos momentos, es un imperativo conocer quién mata al campesino, al activista, al desplazado, al reinsertado, al profesor, al sindicalista, al ciudadano del común, al veedor, al comunal y a todo el que muere violentamente, sé que es una tarea ardua pero necesaria para que podamos recuperar la confianza en la institucionalidad.

Cuantas personas han muerto en la zona costanera de Córdoba en los últimos 3 o 4 años, decenas o cientos, en razón a que las estadísticas en esta materia no son precisas, y que había pasado que denotara la intensión firme de las autoridades y del gobierno de parar esta carnicería demencial, nada o muy poco en mi opinión personal, pero en la actitud egoísta que hemos asumido frente a la violencia, no la consideramos nuestro problema hasta que nos toca y muchas élites del país creen que es un problema de pobres y desvalidos, que no merece su atención y muchos menos su preocupación, pero que pesar tan grande siento que hayan sido Margarita y Mateo, dos jóvenes que seguramente no manejan en su léxico palabras como: Urabeños, Paisas, Águilas Negras, Rastrojos, Gaitanistas y que seguramente no entienden como en Córdoba existen pequeñas Repúblicas a donde no se puede ir a tomar fotos ni a caminar tanto, hayan tenido que perder sus vidas para que esto le quede claro a mucha gente que se cree fuera del conflicto.

La dirigencia sindical de ADEMACOR se ha limitado a anunciar medidas, a condenar, a repudiar, a hacer llamados a las autoridades competentes y parece ser que nada de esto ha funcionado, porque seguimos los docentes siendo víctimas del conflicto, luego es necesario buscar otras rutas más drásticas como la parálisis de actividades, la protesta pacífica y la denuncia ante los organismos internacionales de derechos humanos, hasta que se logre que los miembros del gremio dejemos de ser objetivo de los grupos al margen de la ley.

Que contradicción que, los que colaboramos para formar personas; no podemos vivir como personas, ni morir como tal y tengamos que caer como victimas muy de seguramente de quienes un día quisimos formar como personas de bien, pero que debido a la situación de inequidad y a la falta de oportunidades laborales que se vive en Colombia, tienen que tomar el camino del mal y en efecto nos hagan pensar que los docentes somos hijos de menos madre.

Especialista: Rafael Iván Martinez Ricardo,

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