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jueves, mayo 12, 2011

EL PUERTO DE LA LIBERTAD


Ocurrió una vez en una apartada región del Departamento de Córdoba, cuando el progreso hacía su tímido ingreso a las riveras del mítico río Sinú y las sabanas centrales del territorio cordobés, un grupo de hombres y mujeres valerosos y respetuosos de la naturaleza decidieron viajar sin rumbo fijo hasta que llegaran a un lugar donde la ausencia del progreso les permitiera vivir muchos años más en compañía de la madre naturaleza y alejados del bullicio y el cambio de costumbres que suponía la modernidad.

Un día sin horas y sin horizonte para alcanzar, iniciaron su viaje exploratorio en una canoa vieja y prestada, con un motor fuera de borda que apenas podía mover sus viejas hélices como pescado envenenado, la vieja embarcación con cerca de 5 perforaciones producto del óxido que deja el tiempo y la desesperanza de no haber llegado a un gran puerto, hacía muy entretenida la travesía ya que para evitar el hundimiento, había que estar sacando el agua permanentemente con pequeños restos de embases plásticos de aceite de cocina hábilmente cortados para la ejecución del oficio.

La singular embarcación era dirigida por don Armario Pelado, un prestante comerciante de la región que para la época de los hechos acusaba muchos problemas económicos, también hacían parte de la expedición sus hermanos Encarnación y Abundio, galleros de profesión, así mismo Presentación y Ramona Ponte Alegre, quienes eran las cocineras, también viajaban unos coteros que aburridos de su suerte por haber perdido todo su salario en una mano de arrancón, se embarcaron en la vieja canoa para hacerle un engaño a sus compromisos diarios y finalmente la hermosa y pícara hija de don Armario, la señorita Regalía Robada, una muchacha de 17 años que había mostrado ser una buena muchacha a pesar de sus 8 intentos fallidos de estabilizar una relación sentimental con igual número de pretendientes.

Cuenta uno de los coteros cuyo nombre nunca supimos, aunque se especuló en algún tiempo que por su habilidad para el juego de cartas le tenían un nombre como de combustible o algo así, que entre más se adentraban por el río hacia las montañas, más se admiraban de la belleza de aquella región solitaria, de exuberante vegetación y fauna diversa, cuenta nuestro amigo cotero que era tan puro el aire que se podía sentir una extraña sensación que les recorría su sistema respiratorio cuando inhalaban el aire y habían tantos peces que ya en últimas no sacaban agua de la canoa sino pescados de todos los tamaños y variedades.

Al caer la noche de uno de los tantos días sin horas que demoró la travesía y después de haber pernoctado muchas veces en las escasas orillas libres de vegetación y reptiles venenosos, llegaron a un puerto donde don Armario, por causa de su conocimiento comercial y su olfato para percibir los buenos negocios sintió haber llegado al Puerto de su Libertad económica, y claro no se hicieron esperar los gritos de júbilo de todos los que participaban del singular viaje exploratorio, por fin tierra firme y duradera para descansar de las agotadoras jornadas de navegación y de estar sentados en los filos del borde de la vieja canoa que hacían de cojines para los viajeros.

Luego de la llegada se produjo una reunión convocada y presidida por don Armario, donde por unanimidad se acordó que se quedarían en aquella hermosa región y que por su carácter de primeros colonos en llegar a ella harían uso de su privilegio para tomar posesión de los mejores lugares y fundar allí un hermoso pueblo confundido entre las corrientes de agua dulce y las montañas paramillezcas, que se observaban a la distancia y que le pondrían como nombre el de la planta que más abundaba en la región y que servía de techo para sus casas “Bijao”, de la misma forma se acordó que serían bienvenidos todos aquellos que respetando sus privilegios de colonos quisieran vivir en este pueblo de ensueño.

Con el tiempo y por efecto de la riqueza agrícola, ganadera y minera, sumado a su privilegiada ubicación, el pueblo se fue organizando y empezaron a llegar muchas personas de todas partes del país, unos por las minas de oro y carbón, otros por la agricultura, otros por la pesca y en fin cientos de personas persiguiendo diferentes cosas de las tantas que ofrecía el naciente villorrio, bajo esta misma situación fueron apareciendo los lideres que luego por efectos de la mutación respectiva se convirtieron en políticos y se empezó a creer en la necesidad del desarrollo y el progreso como buenas alternativas, aunque con ello se estuviera en contra de lo que un día sin horas ni horizontes había dado origen a Bijao.

Un buen día en un momento de lucidez postrera don Armario vio que pronto sería tirado al olvido ya que cada día llegaban más y más personas que desconocían sus gesta colonizadora y que ya no era mirado como el fundador de Bijao y a sabiendas que le quedaba un asunto pendiente con su hija, ya que del resto de su familia a la que un día dejó abandonada nunca más volvió a saber, este compromiso radicaba en la necesidad de dejar a la señorita Regalía Robada en buenas manos, porque desde su llegada a Bijao Regalía había hecho ingentes esfuerzos por preparase, es así como haciendo uso de un radio “nivico” que le había regalado su madre doña Asilvestrada Robada mujer noble de sangre azul, se matriculó a través de radio Sutatensa en un curso de mecanografía dictado en el centro FNR ( Formando Nuestro Recurso) de la ciudad de Bogotá.

Haciendo uso de las ondas hertzianas Regalía realizó muchos estudios en centros diversos de la ciudad de Bogotá, es así como también cursó estudios en el CNR (Colegio Nacional Redentor), luego en 1995 ingresó a la FAEP (Formadora Activa Especial Portuaria), en el 2004 cuando cerraron el CNR estaba matriculada en un programa de gestión financiera, también estuvo matriculada cuando cerraron al Instituto MINERCOL (Mineros Recogidos de Colombia) y finalmente terminó su ciclo de formación en la escuela mayor ANH (Armando Nuestro Horizonte) pero terminó graduada en Inembargabilidad por el centro de altos estudios DNP ( Dios Nos Proteja) por cuestiones de competencia.

Todo este esfuerzo académico de Regalía estaba orientado a que ya educada, pudiera luchar contra los males que atacaban a los niños de su pueblo como: la lombriz, la viruela, el sarampión, la tosferina, el polio, la asfixia y otros empautos de la época.

Para la fecha de los acontecimientos ya la señorita Regalía recibía coqueteos de un dirigente político de la región, nada más y nada menos que de don Fortachón Grandote un hombre noble y muy serio, del que don Armario era muy amigo y claro muy gustoso de la relación con Regalía, porque a estas alturas ya don Armario había decidido que su hija debía ser desposada por un hombre importante y quien más indicado que un alcalde que gozaba del favor popular, para convertirla en la primera dama del pueblo, la relación no duró mucho aunque el señor Fortachón fue una persona íntegra y nunca hizo cosa alguna que estuviera más allá de lo que la señorita Regalía le permitiera.

Luego regalía pensó que su futuro debía estar más bien por los lados de quien auscultaba los misterios de la salud humana, e inició una relación con don Mediquillo Curador, hombre prestante y muy educado, que se portó a la altura y trató de llevar buenas relaciones con Regalía, pero al parecer no estimuló adecuadamente la libido de Regalía que era una muchacha joven que esperaba mucha acción de cada uno de sus pretendientes y concubinos, la relación tampoco pudo consolidarse y terminó pronto.

Seguidamente la señorita Regalía que en sus estudios había expresado su buen gusto por el habla cachaca y paisa, resolvió iniciar relaciones con don Veremundo Claro, un hombre un poco extraño, era paisa y admirador de la familia accipitridae y la ganadería, hombre de solida formación financiera y propietario de unos cuantos cuarterones de tierra, su llegada a la vida de Regalía llenó de mucho optimismo al pueblo en general porque se creyó que ahora si la señorita Regalía estaría segura y podía ya empezar a dar a luz sus hijos para terminar el proyecto familiar, pero como siempre las cosas buenas no duran, don Veremundo Claro empezó a sufrir de ceguera y ya no veía nada, un buen día convidó a su trabajador de confianza para consumar una infidelidad, pidióle a este que lo llevara a la puerta de su amada furtiva y de forma muy desleal el trabajador lo dejó en la puerta de la casa cural y todo se supo, Regalía lo abandonó y no quiso saber más de él.

La señorita Regalía en agradecimiento por la lealtad del desleal amigo quiso premiarlo con sus mieles eróticas y le parió tres hijos a saber: Mal Ejemplo, Roberto Público y Cínico Descaro y una hija siete mesina llamada Malhabida Plata, que resultó ser muy famosa en todo el pueblo y por qué no en Colombia. Las mieles demoraron poco y la relación terminó dejando a regalía un poco resentida con su ex marido, quien en el poco tiempo que vivió con ella quiso propasarse y cometer todo tipo de exabruptos jurídicos amparado en su profesión de tinterillo, para dejarla mal parada moral y económicamente.

A continuación Regalía ya veía que casi todo el que se le arrimaba llevaba malas intenciones y todos además de gozar de sus atributos físicos querían otra cosita que ella no quería dar, pero como siempre hay que volver a empezar la señorita Regalía creyó que se podía dar otra oportunidad y lo intentó con uno de los hombres que mejor se portó con ella, se trataba de un tegua orense que la quiso mucho, don Pordócimo Limpio, quien le sanó algunas heridas dejadas por anteriores relaciones y la puso a creer de nuevo en que si se puede, la relación terminó como todo lo bueno, rápido porque el tegua se fue para el amazonas a buscar una contra para curarse unas picadas de panoco y nunca regresó.

Cuando Regalía estaba lista para terminar sus días, sola con sus hijos y dedicada a la cría de pavas congonas, se apareció el hombre que cambiaría su vida, se trataba de don Perfecto Ladroncillo, un hombre de labia lisonjera y discurso repentino, con dotes artísticos, gustoso de las peleas de gallos, amigo personal de Abundio y Encarnación y discípulo en las cartas de aquel cotero que acompañaba a don Armario y cuyo nombre se relacionaba con un combustible, toda esta cercanía a los miembros de le expedición originaria, lo hacían el hombre perfecto para ser alcalde y desde luego el concubino número 16 de Regalía, y así ocurrió pronto Regalía terminó rendida a los pies de don Perfecto.

Esta relación estuvo marcada por una época muy banal donde don Perfecto hizo y deshizo pero tuvo muy en cuanta a los hijos de doña Regalía, quienes se convirtieron en amos y señores de la administración en compañía de sus amigos, se recuerda a uno que confundía los burros con los camellos y otros que entraron con la sagrada biblia debajo del brazo y luego la reemplazaron por el presupuesto municipal, y muchas otras historias difíciles de creer, pero de todo lo ocurrido don Perfecto solo dejó algo en claro y era que doña Regalía tenía que ser “pelada” a como diera lugar.
Don Perfecto no escatimó malabar alguno para dar cumplimiento a su cometido y cuando ya creyó que había logrado su objetivo, se marchó para tierras lejanas a disfrutar su fortuna y dicen que desde entonces no ha dejado de verse con su hijastra Malhabida Plata, quien dicen lo secundó en muchos de sus hechurones, pero para mala suerte de doña Regalía, don Perfecto Ladroncillo, dejó organizada la fila de los próximos tres pretendientes y seguros maridos de doña Regalía, para que estos completaran la gran obra que él había iniciado años atrás.

Para esta época doña Regalía estaba muy susceptible y llena de confusiones y pesares, por un lado su padre don Armario había sido visitado por el inexorable justiciero de los tiempos, sin nada de suerte para él, así mismo su vida era un completo fracaso y muy pocas cosas le salían bien, ella una tarde meditaba sobre todo lo que había pensado hacer con el dinero que había logrado acumular en su vida y el que le había dejado su padre, soñaba con mejorar la educación, la salud, las vías, pavimentar las calles, mejorar los servicios públicos, crear empleo, mejorar las viviendas más humildes, hacer un polideportivo, impulsar proyectos productivos, electrificar y dar solución a múltiples problemas más que afronta la comunidad en general, pero todo esto no era más que una quimera, y no veía como podría hacer tantas cosas en las que ningún alcalde había pensado.

Y como lo había pronosticado don Perfecto, doña Regalía Robada fue sometida a toda clase de vejámenes por parte de sus siguientes tres maridos, que no escatimaron esfuerzo alguno por completar la obra de don Perfecto, el primero le decían el burro y aunque todo el mundo creía que era por su exagerada naturaleza, al final se descubrió que era porque no había estudiado nada, lo enloqueció tanto el poder que al final debió ser llevado al centro de la Divina Merced en la capital Montería, donde pasó varios meses recluido; el segundo se comentaba que era descendiente de Apolo, lo que lo hacía muy humilde y respetuoso, doña Regalía se sentía tan segura que aprendió a dormir con un ojo abierto, también la ostentación hizo mella en él, pero de una forma más severa, ya que el centro de la Divina Merced no fue suficiente y debió ser llevado a donde hubiera más ciencia y esto fue en Bogotá en la clínica de reposo PICOTALUD, donde demoró algunos años y muchos de sus compañeros también se vieron afectados por la bacteria TREPONEMA ROBO - TERIO y fueron atendidos en diversos centros del departamento; el último de la tripleta fue para doña Regalía el más prometedor se trataba de don Tertuliano Tremendino, quien trató de portarse bien con doña Regalía y dar la impresión de quererla salvar de don Perfecto, pero su trabajo más bien consistió en identificar donde quedaban los últimos ahorros de doña Regalía, asegurarse que los sentimientos de doña Regalía volvieran a don Perfecto y que este terminara su trabajo que había empezado.

Como los Dioses estos señores se saben bien la sinfonía y al cabo de unos años don perfecto hace presencia de nuevo y en efecto con la ayuda de la gente conquista a doña Regalía Robada, pero esta yace agotada y enferma en la clínica de MINHACIENDA y más exactamente en la cama 550, donde postrada ya no le queda más recurso que entregarle sus ahorros a don Perfecto, para que con la confianza puesta en la divina providencia, don perfecto haga buen uso de estos ahorros y por lo menos pague los aportes de salud de doña Regalía Robada, para que no le vayan a hacer el paseo de la muerte a la pobre señora.

La muerte a retazos de aquellos valerosos hombres y mujeres, que un día sin horas ni horizontes que alcanzar decidieron emprender aquel viaje de conquista, no ha permitido saber si aún en el cielo doña Regalía seguirá pagando esta pena por querer hacer algo a favor del pueblo que fundara su padre, o si don Perfecto logrará hipotecar la vida futura de doña Regalía Robada en el cielo, para seguir haciendo villas en la tierra del mariscal Antonio José.

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