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domingo, diciembre 09, 2012


DISCURSO DE GRADUACIÓN
Diciembre 7 de 2012
Mi saludo muy especial y mi gratitud, para todos los graduandos, a todos los padres de familia y acudientes que hoy nos acompañan, a mis queridos y apreciados colegas, a los directivos docentes presentes, a las autoridades educativas municipales y demás personas que hoy nos acompañan.

Quisiera estar aquí solo para dar un discurso de grandes alabanzas y elogios, para quienes tienen hoy la oportunidad de graduarse, con todos los méritos como bachilleres, de la misma forma para resaltar el apoyo incondicional de los padres de familia y la excelente labor de la escuela en todo su conjunto, pero desafortunadamente no es así. Me corresponde por ética profesional y por sensatez, manifestarles que hay notorias dificultades en nuestra academia, en la familia y por ende en la sociedad misma, aspiro se tome no como un grito tardío, sino como el preámbulo de un conjunto de reflexiones necesarias que tendrán que generarse, sobre lo  que de ahora en adelante debe significar la educación para estos noveles bachilleres, para los padres de familia y para la comunidad educativa de Puerto Libertador en general.

Sin duda alguna me place y debe ser igual para todos los docentes de esta institución que estos graduandos hayan alcanzado este importante logro en sus vidas, pero como maestros responsables sabemos que son muchas las falencias que aún persisten en ustedes y que seguramente van a necesitar superarlas en un ambiente que muchas veces resulta hostil por su complejidad e incomprensión,  como lo es la universidad, no fueron pocos los consejos y las orientaciones que recibieron de nosotros en este sentido, pero por cosas que no alcanzo a comprender las personas desechan las enseñanzas y luego cuando se enfrentan a lo que uno quería anticiparles solo alcanzan a lamentarse.
A los maestros nos corresponde reconocer que seguramente fallamos, como humanos que somos y que también algunos actuamos en forma equivocada haciéndonos merecedores del escarnio público, pero es también igualmente cierto que podemos corregir y recuperar la confianza de nuestra comunidad educativa, siempre y cuando se nos dé la oportunidad para hacerlo, a pesar de todo seguimos allí con sus hijos y vivimos pidiendo que nos ayuden en el proceso de formación de sus hijos, ayuda que ha resultado esquiva en muchas oportunidades, no en vano el compositor Hernando Marín en su hermosa canción “Los maestros”  interpretada por los hermanos Zuleta, dice:
“El maestro va a la escuela a llevar la educación
que ningún padre a su hijo le puede enseñar en la casa
porque sabe que en la escuela lo remplaza
esa gente tan valiente y de tan noble corazón
porque llevan en la sangre en forma innata
ese don tan intachable
que es el ejemplo de dios
y nosotros tenemos tan mala el alma
que no le damos las gracias al humilde profesor
Pero los educandos también tienen sus pecadillos y sobre todo nos ha preocupado el ejercicio de una actitud perezosa o pasiva frente al conocimiento y muy probablemente frente a la vida, abordan el aprendizaje como una obligación que se cumple a través de la memoria; no dudan ni se sorprenden por nada, todo lo dan por cierto y su profesor siempre tiene la razón; el estudiante de hoy está PADECIENDO el proceso de aprendizaje, en vez de sentirlo, ameno, creativo o interesante.
Muchos maestros aspiramos a que el estudiante no se contente solo con unas regulares calificaciones, con una mención o con un diploma, sin preguntarse primero ¿que llevo en el cerebro para la vida?, es suficiente un 100 o un 80 y cero en el cerebro, en la vida, en la realidad?, estudiamos para una lección, para un examen, para aparentar ser estudiantes, y ¿qué nos queda? ¿De qué nos sirve para la vida  todo esto?..

Antes que con ustedes y sus familias hoy adquieren un compromiso con la patria con Puerto Libertador, esta mañana, cuando sumábamos los bachilleres que salen de las diferentes instituciones educativas del municipio, alguien decía, bueno y que vamos a hacer con 350 desocupados más, esto de por si resulta triste porque sabemos por experiencia que son muchos los que no logran pasar a la educación superior, por múltiples causas, pero cosas como que en el municipio no haga presencia ninguna universidad, que ofrezca carreras de nivel técnico, tecnológico o profesional, habla muy bien de las grandes incertidumbres que rodean sus procesos de formación, pero creo que es un reto de ustedes cambiar esta triste realidad que nos apena, y confío sin duda que hay aquí jóvenes con el talento suficiente para luchar contra todas estas dificultades y aspirar en un futuro cercano a cambiar esta realidad que nos agobia.

La familia, también tiene sus cuentas que aclarar, hoy encontramos chicos y chicas con unos comportamientos, que resultarían impensables hace algunos años, hay una crisis de valores generalizada, vocabularios y actitudes que no dejan de sorprender, todo ello recogido  en otra hermosa composición vallenata interpretada por los hermanos Zuleta y que pienso  fue una profecía escrita hace muchos años sobre lo que pasaría con las relaciones familiares y el respeto en el mundo moderno; no lejos de la realidad estaba el compositor en versos como:
Las costumbres de mi pueblo se han perdido”; No se quieren como antes los compadres; ni respetan los ahijados a los padrinos.
Ya No se sabe, Hay Ya no se sabe. Cuál es el padre o el hijo.

Quiero sin embargo resaltar un hecho interesante en esta ceremonia y es la graduación de la familia RODELO CONTRERAS, madre, padre, hijo, que ejemplo más interesante y el de muchos otros cuyas realidades no conozco, pero igualmente importantes, mis felicitaciones y aprecio, por ayudarnos a mandar a la juventud el mensaje, que lo importante es querer hacer las cosas y que cuando uno quiere realmente lograr algo, no hay fuerza suficiente para hacerle perder el camino.

Finalmente quiero insistir que no son todos los profesores, no son todos los alumnos y tampoco todos los padres de familia, los que no cumplen de forma adecuada su papel en este proceso, lo hago explicito porque corre gran riesgo de equivocarse quien generaliza…

Amigos, amigas, hijos míos, estudiantes…. “Como maestro, solo quise enseñarles el amor por el conocimiento, porque creo, como lo hizo el gran escritor argentino Jorge Luis Borges, que lo que podemos enseñar es el amor por algo, porque si usted logra amar lo que hace, ya no necesitará profesores, ni nadie que lo conduzca, porque usted se ha interesado de manera profunda en lo que hace y no tendrá problemas en la vida, sino abundante felicidad y prosperidad, tanto material como espiritual, no me resta sino desearles éxitos y reiterarles mi aprecio y mi gratitud, han sido ustedes mis verdaderos maestros…. Gracias…  a todos…

Esp: Rafael Martinez Ricardo

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