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jueves, diciembre 18, 2014

LA VILLA SIN ESPERANZAS

LA VILLA SIN ESPERANZAS

El proceso de urbanizacion esta necesariamente ligado a una creciente demanda de suelo, servicios públicos, viviendas e infraestructura, todos elementos que ponen una fuerte presion sobre las instituciones públicas locales y nacionales. Es por esta razon y por la recurrente incapacidad de los gobiernos municipales de suplir esta demanda y garantizar a todo ciudadano, lo que en Brasil se  le conoce como “derecho a la ciudad” (Fernández 2001), que desde la mitad del siglo pasado, ha venido apareciendo una forma alternativa, espontánea, de hacer ciudad, asociada a la produccion de asentamientos de tipo informal.

El proceso de informalización, entendido como la formación de barrios precarios, ha venido caracterizando la vida de Puerto Libertador en el ultimo cuarto de siglo, como consecuencia de las migraciones hacia el casco urbano del municipio, las cuales han representado una constante en los ultimos años, debido al conflicto armado, a la compra indiscriminada de tierras por parte de los latifundistas y a la entrega de títulos mineros a grandes empresas que se han interesado en nuestro subsuelo.

Sumado a lo anterior corresponde destacar la precaria practica política de líderes que ofrecen lotes como estrategia para llegar al poder, con la promesa de que una vez sean elegidos, les ayudarán a hacer una casa digna, promesa que nunca es cumplida y que naturalmente viola todas las normas en materia urbanística que se han dictado en el país, es tan macabra la intención que no miran las condiciones mínimas de los terrenos y ponen a las personas a vivir en las peores condiciones de salubridad posibles.

La Villa sin Esperanza representa al igual que el barrio Siete de Septiembre, Ramón Rubio y el Paraiso, otra promesa politiquera que igual se quedará sin cumplir, porque no hay una real preocupación de quienes usan esas estrategias, porque las personas vivan dignamente y antes por el contrario, lo que pretenden es hacerlos esclavos para que siempre les hagan el favor electoral, todo amparado en una amplisima necesidad de una población que tiene unos estándares de calidad de vida bastante lamentables.

Hoy día las familias que habitan en Villa Esperanza, lo hacen porque no tienen más a donde ir, pero se ven sometidos a los más horribles vejamenes, viven sobre una superficie donde funcionó hace algunnos años una trituradora (ZIMBA) de la empresa Carbones del Caribe, conde se acumularon capas de más de un metro de carbón y sobre ellas estan las viviendas, de la misma forma tienen como paisaje la laguna de oxidación, desconociendo recomendaciones internacionales y con la anuencia de la CAR CVS, que es ciega, sorda y muda, porque siempre esta respondiendo a intereses políticos de su jefe Musa Besayle Fayad.

Consultando textos sobre la proximidad de lagunas a las partes pobladas hay criterios muy ciertos y definidos mundialmente como el que dice: “En la fundación de una ciudad, será la primera diligencia la elección del paraje mas sano. Lo será siendo elevado, libre de nieblas y escarchas: no expuesto a aspectos calurosos ni fríos, sino templados. Evitárase también la cercanía a lagunas; porque viniendo a la ciudad las auras matutinas al salir el sol, traerán consigo los humores nebulosos que allí nacen, juntamente con los halitos de las sabandijas palustres, y esparciendo sobre los cuerpos de los habitantes sus venenosos efluvios mezclados con la niebla. Harían pestilente aquel pueblo”.[1]


Hoy desafortunadamente el que otrora fuera el Puerto de la Libertad, para nuestro precursor Rafael Calle Cali (QEPD), tiene como su primera vista a quien nos visita, un barrio sub normal creado por una acción calenturienta de quien nos cambió espejos por oro, que gracias a la tenacidad de sus habitantes, que no cabe duda son personas honestas y nobles,  ha ido mejorando sustancialmente sus viviendas y hoy aunque persisten aún, no son la mayoría las casas con techos de cartón, paredes de plástico o costales de naylon, da tristesa cuando por casualidad tenemos acceso a los montos de los presupuestos anuales del municipio y vemos cosas como estas.

Sostienen los estudiosos del tema social que los países ya no se clasifican en ricos, pobres o en vías de desarrollo, ya se miden por lo elevado o bajo del nivel de vida de sus habitantes, en este orden de ideas Villa Esperanza y su población es completamente debil, no se puede aspirar a mejorar el nivel de vida, si la institucionalidad no es capas de garantizar los mínimos en materia de salubridad publica y la prestación de los servicios domiciliarios básicos.

Analizando la situación desde las posibles oportunidades, habría que decir, que depende de la capacidad de respuesta de la población a los diferentes programas del gobierno nacional en materia de vivienda de interes prioritario y que se organicen para escoger bien a sus gobernantes dejando de creer que quien le ofrece un bulto de cemento, una lámina de zinc o cincuenta mil pesos, puede tener interés alguno en solucionar los problemas colectivos que afronta la comunidad.

Mirando el aspecto de las fortalezas es necesario plantear que la unión y el surgimiento de liderazgos fuertes, puede posibilitar una presión hacia la institucionalidad, para que se interese por las diversas problemáticas que los afectan, así mismo sus condiciones de subnormalidad les puede favorecer para la obtención de subsidios por parte del gobierno central, pero que ojalá no se convierta el pedir en un modo de vida, porque se malograría toda posibilidad de crecimiento y de libertad para elegir libremente a quienes consideren pueden ser sus gobernantes.

Desde el punto de vista de las amenazas, siempre hay que destacar en estos acentamientos la dificultad para obtener las escrituras de sus predios, y por tanto se pierde a veces la posibilidad de acceder a subsidios, que piden que la persona sea propietaria de su lote, esto se da muchas veces porque los politiqueros quieren tenerlos amarrados con algo, para extorcionarlos cada vez que haya elecciones.

Para concluir es claro que a pesar que el gobierno central hace algunos esfuerzos en materia de vivienda de interés prioritario y la administración municipal hace un tibio intento para construir viviendas dignas en espacios dignos,  todavía falta mucho por recorrer, Villa Esperanza, está muy lejos de ser, el habitad ideal que sus habitantes desean y merecen, la desigualdad, la falta de oportunidades, la degradación del medio ambiente físico y natural, son factores que impiden que avancemos seriamente en materia de equidad social, por lo que se propone la implementación de proyectos destinados a resarcir en parte esta deuda social, replicando experiencias que en otros entornos han resultado exitosas.



[1] Vitrubio, Los diez libros de Arquitectura, Edición de José Ortiz y Sanz. Akal, Madrid, 1987, p.2

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